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miércoles, septiembre 27, 2006
Victoria
Siento en mi cuello el yugo de una condena ajena,
siento en mi cuerpo las pisadas de dinosaurios milenarios
y mis ojos cansados ven el horizonte desvanecerse en cada pequeño fracaso
y me pregunto ¿cuando llegaré?
¿Cuándo?, ¿cuándo?, ¿cuándo?
el paso de los idiotas que se burlan en mi casa
de una casa que no es mía
de zapatos que no son míos
pero de mis manos...
En el estertor de las desgracias que me proclamaron
abudan los dichos de quienes se sienten con poder y joden a las cabezas de los diferentes
y cuando todo va mal
cuando todo se cae ante mis ojos
y se quiere reír de mi el camino
cuando ven en mis ojos el llanto del miserable
que no ha dejado su causa
es ahí cuando miro al cielo y digo:
”Separar al tiempo de su coraza matemática
mas que un mandato es urgente”
es el urgente delirio del guerrero herido
que no quiere perder su patria
para que se cumplan los designios que alguna vez nos prometieron
El sabio me dijo calma, temple y piedad en todos los tiempos y más en adversidad
pero las yagas se hacen mas grandes cuando la pisan los hermanos
cuando desconocen tus virtudes
cuando te creen condenado
Separar al tiempo de esa lógica absurda de los segundos taladrados
¿como tener la palabra exacta
a la hora precisa para él adecuado?
¿Como hacer que mi espíritu se eleve mas alto
que si lo hiciera con portazos y malas pasadas?
¿como hacer que mi dolor se haga humo
para seguir caminando?
la condena de los creyentes
la condena de los bienaventurados
se confunde con cansancio
se confunde con mi llanto
Despojar al tiempo de su corazón egoísta
es lo que necesita mi alma
para que entre así la luz
y vuelva la calma
en estos días desolados
en estos días de inquietud
jueves, septiembre 14, 2006
En los ojos de Capullo se volcaron mil despedidas
Me despido de ti, del sol, del aire, de la nueva sangre, de las nuevas risas, del corto camino.
Me despido de un sueño, del sol que nos alumbro y calento en este verano y de este invierno perdido.
Me despido de tu alma, de tu sombra, de tu luz, de tu nada.
Me despido y se que cuando me alejo te dejo una parte de mi para complicar tu olvido.
Me despido y no te niego, no lo hubiese querido.
La respiración se entre corta con el dolor de mi pecho herido, la pesadez de las palabras dan tumbos en mi cabeza y ya no quiere soportarlas.
Y la verdad, es tan brigida y tan dura, q hace que las lagrimas se congelen y se quiebren sobre una cama que nunca fue mía.
Quiero un silencio entre toda esta corriente para descansar, llorar un poco y renunciar a la inercia maldita que nos ha hundido.
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