(Colección Caballos - Carolina Rozas )
Corrí, corrí de casa, ya no podía quedarme ahí, sentía como que me estancaba, me perdía de un gran misterio por revelar y si me quedaba ya no sería el mismo, me fui cuando estaba a un punto de explotar, a un punto de enmudecer. Y como caballo joven, fuerte y vigorozo corrí lo más rapido por el sendero, por el horizonte que me llamaba; las montañas, el valle, el agua, todos se conjugaban para llevarme con ellos, ni siquiera miré hacia atrás, lo hice solo para una despedida rápida,... pero no dije que me iba para siempre, .....para no herir, para no decir algo sin certeza, pero para irme de una vez, porque eso es lo que más quería.
Hoy descansando por uno de los esteros de las nuevas tierras me sorprendí tanto, tanto¡¡¡, uff, me reflejé en el agua y me vi...¿como se puede cambiar tanto?, ¿como lo que antes creía y quería como mío, ahora tengo la certeza que no lo es?.
Cuando me fui, me fui corriendo, creo que volando, con la esperanzas de tierras mejores, de amos mejores, de aguas mejores.
Cuando me fui, me fui corriendo, creo que volando, con la esperanzas de tierras mejores, de amos mejores, de aguas mejores.
Hoy después de un corto caminar, no puedo asegurar que lo que he visto es mejor o peor, ....solo que estoy mejor, que mi espiritu ya no quiere seguir en una fuga interminable, que mis ojos pueden crear una magia nueva y que el cansancio me persigue, pero hemos hecho una tregua.